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Recordando la política exterior del Imperio de Brasil junto a los Estados Platinos, entre la primera y la segunda mitad del siglo XIX.

 

Recalling the external policy of the Brazil’s Empire to Plata States between the first and the second half of 19th century.

 

 

Johny Santana de Araújo.

 

Doctor en Historia Social por la Universidad Federal Fluminense UFF.

Profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Federal de Piauí UFPI (Brasil) [1].

 

 

 

Resumen.

Ese artículo busca mostrar cómo se desarrolló entre la primera y la segunda mitad del siglo XIX la política Imperial brasileña junto a los Estados platinos. Es posible ver en ese camino, diferentes actores políticos y sociales, que contribuyeron o atenuaron las fracturas que llevaron las diversas guerras en la región, una de ellas fue la guerra contra Juan Manuel Rosas. Conflicto que moldó históricamente las relaciones del Estado imperial brasileño y de los Estados nacionales en la cuenca del Plata.

Palabras clave: Política Platina. Intervenciones en el Plata. Relaciones Exteriores del Brasil. 

 

Abstract.

The article searches to show how it developed between the first and the second half of 19th century the Brazilian Empire Policy with Plata States. It is possible to see in this process different political and social actors which contributed or attenuated the fractures that took to several wars in this region, one of them was the war with Juan Manuel Rosas. Conflict that historically shaped the Brazilian Empire Policy and the nationals States in Plata Basin.

Keywords: Platina Policy, Interventions in Plata region, Brazilian External Relations.

 

La construcción política de los Estados en el Plata en la primera mitad del siglo XIX.

A raíz de la crisis política que surgió en la región de la cuenca del Plata en 1864[[1]] remonta al período de tensiones resultantes del choque entre la expansión colonial Española y Portuguesa. Cuando fue criado el Vice-reino del Rio de la Plata, en 1776, con sede en Buenos Aires, esta región en esa época ya era una zona de intensa acción militar.[[2]] El territorio comprendía el área donde hoy es Argentina, Paraguay y Uruguay, tan vasto que incorporaba Bolivia y atingía el Océano Pacifico.

La región no estaba al margen del proceso de emancipación que se instauró en la América española en el inicio del siglo XIX, cuando hubo un  proceso de ruptura con la metrópoli en mayo de 1809, teniendo como núcleo difusor, una estrato social bien definido. La burguesía comercial de Buenos Aires, incitó y lideró un proceso revolucionario de independencia, adquiriendo con eso cierta primacía; también tenía un proyecto para la formación de un Estado Nacional centralizado, teniendo como base la unificación económica de todas las demás provincias que formaban la colonia, la ciudad de Buenos Aires era el núcleo de ese Estado.[ [3]]

La posición estratégica de Buenos Aires, era garantía de status, de liderazgo en la región, en virtud de su posición geográfica, con un puerto en la desembocadura del río Paraná, permitiendo controlar el flujo de tráfico del interior de las provincias con el mundo.

La clave de esa preponderancia era precisamente el control de los cambios mercantiles  provenientes del exterior para la región platina, lo que incrementaba  la riqueza de la burguesía mercantil de Buenos Aires, en detrimento de las elites ubicadas en el interior.

En 1811 hubo una reacción de una de esas regiones del Virreinato, el Paraguay, que enfrentó y derrotó una expedición militar liderada por Manuel Belgrano, enviada por Buenos Aires para debelar un movimiento contrario a la política de las elites  porteñas.

Las consecuencias de ese movimiento fue la proclamación de la independencia del Paraguay, lo que quedó explícito al designaren República del Paraguay, en 1813, acto que formalmente ocurrió solamente dos años después de la muerte de José Gaspar Rodrigues Francia, en 1842, dictador perpetúo del Paraguay y principal artífice del proceso de independencia.

Durante el gobierno de José Gaspar Francia, Paraguay se empeñó en discutir cuestiones de límites con  Brasil en la región de Mato Grosso, tomando como base el tratado de Santo Ildefonso, de 1777,[[4]] por otra parte a la opción presentada por el gobierno imperial brasileño, que tuvo en cuenta el uti possidetis,[[5]] como criterio de definición de límites para la frontera contestada; a partir de ese principio, se consideró la porción de tierra ocupada por cada país hasta el período de independencia, correspondiendo al Brasil las tierras que fueran fruto de la expansión colonial portuguesa.

Como no fue posible llegar a un acuerdo, las relaciones entre ambos países se han deteriorado en 1829, causando la expulsión, por orden de Francia, del cónsul brasileño de la época, Manuel Correa Cámara.[[6]] El desarrollo de los hechos en los años siguientes fueran determinantes para la conducción de la reorganización política en la región del Plata.

 

En los moldes del Estado Imperial, la busca por una correlación de fuerzas en el Plata.

En principios de 1840, por orden de Francia, prácticamente no existían contactos entre Paraguay y sus vecinos, decisión que tenía por objetivo garantizar la independencia con relación a Buenos Aires y salvaguardar el gobierno en el país. Sin instituciones democráticas, y teniendo aisladas las elites locales que se oponían, Paraguay se mantuvo bajo rígido control estatal, aislado de las cuestiones platinas y con el comercio caracterizado por pocas relaciones con los demás países.

En el mismo año de 1840 hubo cambios internos, tanto para Paraguay como para  Brasil, a punto de provocar entre los dos países un retorno de las discusiones referentes a cuestiones territoriales en el Plata. En Brasil, era decretada la mayoridad del emperador Pedro II, además de ser establecido el pacto entre las clases políticas dominantes para el fortalecimiento y centralizaciones de un estado monárquico esclavistas poniendo fin a un difícil período de regencia.[ [7]]

En Paraguay, después de la muerte de Francia, el país fue gobernado por dos juntas militares, hasta la reunión del congreso en 1844, eligiendo para la presidencia Carlos Antonio López, que dio continuidad al aislacionismo y a un gobierno dictatorial. Sin embargo, su política exterior pasó en poco tiempo a caracterizarse por una mayor participación en los negocios platinos.

Ya en 1841, Paraguay firmó dos tratados con la provincia de Corrientes. Un de amistad, comercio y navegación y otro sobre límites. Un importante detalle es que Corrientes estaba sublevada contra el gobierno de Juan Manuel Rosas, y, en 1842, el congreso paraguayo se reunió otra vez  más para declarar la independencia, hecho que sería de gran importancia para asegurar el reconocimiento por parte de otros países.[ [8]]

La política externa desarrollada por Juan Manuel Rosas en la Confederación Argentina era vista como una amenaza a la consolidación del Estado paraguayo, ya que se buscaba dificultar el comercio externo del país, al controlar el estuario del Río Paraná.[ [9]]

En ese contexto, la política de Rosas también representaba una amenaza a los intereses del Imperio, sobre todo por empeñarse en la lucha contra la facción política de los colorados, en Uruguay, apoyando otra facción, los blancos, contrarios a la influencia de Brasil en la región, la actuación de Rosas no era bien vista por el gobierno Imperial, pues también se temía por la pierda de la independencia del Uruguay.[ [10]] Rosas, por representar una amenaza común, acabó siendo una justificativa para la aproximación del Paraguay con Brasil, lo que redundó en el reconocimiento del Paraguay como país por el gobierno imperial en 1844.

A partir de ese proceso, es posible afirmar que el mayor temor del Imperio brasileño se traducía en recelo de  recrearse el antiguo Virreinato del Río de la Plata. Para tanto, la política brasileña para la región se concentró en la tentativa de impedir de todas las maneras que la Confederación Argentina se apoderase del Paraguay, bajo el recelo de  establecerse en la Región un estado poderoso, junto a las fronteras meridionales del Imperio.

Para Cervo y Bueno, la actuación externa del imperio para la región «En el período de 1844 a 1876 se caracterizó por la ascensión, apogeo y el descenso de una política brasileña de potencia periférica regional, auto-formulada, continua y racional, [...]».[ [11]]

En los moldes del Estado imperial, las directrices referentes a la región eran pensadas « [...] en la medida en que se guiaba por objetivos propios, a los cuales se subordinaban los métodos y los medios. El Plata fue el área en que progresó la política de potencia del Estado imperial brasileño, ensayada internacionalmente a partir de 1844 [...]».[[12]]

En aquel contexto, marcar presencia y afirmación delante de los propios vecinos era una condición fundamental de sobrevida del Imperio brasileño e incluso para una mayor representatividad a nivel externo, pues, según Salles, «Buscar un lugar más favorable en la correlación de fuerzas internacionales era esencial para el Imperio».[[13]]

El reconocimiento de la independencia de Paraguay en 1844 conllevaba para Brasil, entre otras cosas, un comprometimiento velado de buscar lo mismo por parte de otros países. En esa ocasión, fue firmado un tratado de «Alianza, Comercio, Navegación, Extradición y Límites», que no fue ratificado por el gobierno imperial, en virtud de basarse en el tratado de Santo Ildefonso, de 1777 cuya propuesta de definición de las fronteras era considerada desfavorable al Brasil.[[14]]

A pesar de la negativa sobre el tratado, el que era encargado de negocios brasileños en la región, José Antonio Pimenta Bueno, consiguió establecer buenas relaciones con el Presidente Carlos López, llegando a ser su consejero para asuntos nacionales e internacionales.[[15]]

Según Doratioto «La aproximación con Paraguay atendía a la política del gobierno imperial de buscar aislar Rosas en el Plata».[[16]] A partir de esa perspectiva, Doratioto apunta que el hecho de Brasil ser la única monarquía en América, habría llevado sus gobernantes a apuntalo como un estado solitario dentro de un continente cercado de repúblicas potencialmente enemigas, sobre todo los países platinos, que veían el Brasil monárquico como sucesor directo de la Casa de Bragança, por lo tanto, heredero de la política de expansionismo colonial portuguesa.[[17]]

La idea de aislamiento del Imperio, por otro lado, garantizaría el fortalecimiento de la unidad nacional, sobre todo por observarse la posibilidad de una amenaza externa. Es en esa perspectiva que podemos encontrar el germen de la preocupación del gobierno imperial con el surgimiento de un Estado nacional poderoso en sus límites australes, tan fortalecido que podría encorajar movimientos de naturaleza republicano junto a las provincias del Sur de Brasil, tal como se había visto irrumpir en 1835 el movimiento de la Farroupilha en Rio Grande do Sul.[[18]]

 

«Late en vuestros pechos un corazón brasileño?»: la construcción belicosa del Imperio brasileño. 

Desde 1840 y a lo largo de aquella década gobernaba en el Imperio el partido conservador, cuyas directrices políticas para el Plata incluían la garantía de la soberanía del Uruguay y Paraguay.[[19]] El temor era exactamente el gobierno de Juan Manuel Rosas, que era visto como a principal amenaza a las dos repúblicas platinas. La existencia de  dos estados, Uruguay y Paraguay, era una garantía de que los ríos del estuario del Plata no serían incorporados por Buenos Aires, de lo contrario implicaría en amenaza directa a su libre navegación, pues eran el enlace del imperio a la provincia de Mato Grosso.

El vizconde de Uruguay, Paulino José Soares de Souza, que había ocupado la cartera de las relaciones exteriores en dos ocasiones de 1843 a 1844 y de 1849 a 1853, por lo tanto, en momentos clave de la política externa brasileña en la región, creía que la alianza con  Paraguay sería un factor significativo para el Imperio, Brasil sería el  más fortalecido en la región del Plata, pues  en aquel momento, el gobierno brasileño también estaba en lucha abierta contra el presidente del Uruguay, Manuel Oribe, y en ese caso las fuerzas argentinas de Manuel Rosas, solo serian detenidas caso fuesen auxiliar Oribe, el Imperio ante ese contexto de conflicto precisaba de aliados.[[20]]

En noviembre de 1851, a punto de comenzar la campaña militar que suplantaría el presidente de la confederación argentina, Paulino Sousa estaba intentando convencer a Carlos López a aceptar una alianza entre el imperio y  su república contra Juan Manuel Rosas. Sin embargo, Paraguay no tomaría parte en el combate final contra el presidente de la confederación argentina.[[21]]

Por esa época, el discurso del gobierno imperial en Brasil por vía de los periódicos visaba la construcción de una identidad nacional, la cual estaba unida a la cuestión geográfica. Esa idea agregaba la unidad territorial, como una manera de demostrar la centralidad del poder monárquico, idealizado como siendo un eslabón de integración nacional del Imperio brasileño en medio a la inestabilidad de las repúblicas sur-americanas.[ [22]]

De las acciones que antecedieran los conflictos con Argentina y Uruguay, en la región del Plata, pueden destacarse, los manifiestos publicados por los editores del Jornal do Commercio, en Rio de Janeiro, que incitaba los gauchos a que adhiriesen a la campaña bélica. En materia del 24 de octubre de 1850, por ejemplo, era lanzado un desafío a la populación del Rio Grande do Sul para tomar las armas por el imperio« [...] corre  en las venas la sangre, ¿late en vuestros pechos un corazón brasileño? Por ello la guerra es inevitable [...] si sois brasileños dignos de ese nombre, unid al gobierno do vuestro país ante las complicaciones externas».[ [23]]

De cierto modo, la acción política del Imperio en el Plata también fue facilitada por las luchas internas en Argentina y Uruguay, entre los diferentes grupos políticos que disputaban el poder.[[24]] Mientras el gobierno imperial daba su apoyo al grupo liberal existente en eses países, considerado abierto al comercio exterior y a  la libre navegación de los ríos.[[25]]

En ese contexto, fue construida la unión entre el imperio y el grupo político de los colorados en Uruguay, que se oponían a los blancos, apoyados por Rosas. La alianza entre Brasil y los colorados con ayuda del gobernador de la provincia de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, posibilitó el derrocamiento de Rosas del poder en la Confederación argentina después de la Batalla de Monte Casseros em 1852.[ [26]]

La queda de Rosas, lejos de representar una paz para la confederación, acabó por generar una redefinición del pacto federalista entre las provincias. De esas, 13 habían jurado la constitución en 1852, firmando la descentralización de Buenos Aires. Esta, a su vez, insistió en la concepción de mantener una política hegemónica para la región, elaborando en 1854 su propia constitución.[[27]]

La cisión entre las provincias acabó por generar dos unidades federadas. La Confederación Argentina, teniendo como capital la ciudad del Paraná, y el Estado de Buenos Aires con capital en la ciudad del mismo nombre, y mantuvieron una política de permanentes conflictos, lo que no perjudicó el reconocimiento del Paraguay por ambas unidades, incluso con la garantía de libre navegación de los ríos del estuario del Plata.[ [28]]

En cuanto al Paraguay, en ese período, inició un proceso de desarrollo económico externo, exportando productos primarios para el mercado regional y mercados más distantes, llevando, consecuentemente el país a pasar por un rápido proceso de modernización en el ámbito militar,[[29]] importando, sobre todo, tecnología y mano de obra especializada para ese sector.

 

 

Conclusión

Para el Estado imperial la supresión de Oribe y Rosas de sus lugares de  poder en el Estado Oriental y en la Confederación Argentina, no llevó a la superación de las contradicciones locales, que continuaron a repercutir sobre la vida política y en la formación de los estados nacionales en la región.

A través de una intensa actividad diplomática el Imperio brasileño consiguió mantener una hegemonía temporaria, bajo la protección de su fuerza militar terrestre y naval cuyo empleo estaba destinado solamente como recurso de última instancia, el Imperio de Brasil ejercía fuerte influencia en la región por medio de una política centrada en tres finalidades básicas, económica, estratégica y política.[ [30]]

 

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[1] johnysant@gmail.com



[1] El año marca el inicio de las operaciones militares brasileñas en  Uruguay  y la participación militar de Paraguay en  la cuestión, la intervención brasileña en Uruguay convencionalmente es llamada de Guerra de Uruguay o Guerra contra Aguirre y duró seis meses. El conflicto con  Paraguay, normalmente conocido como Guerra del Paraguay, o Guerra de la Tríplice Alianza duró aproximadamente seis años. Hay una extensa bibliografía sobre el conflicto, en Argentina, Uruguay y Paraguay, pero en Brasil específicamente se puede  dividir en tres momentos: una historiografía memorialista y exaltadora del inicio del siglo XX; una historiografía revisionista que ha comenzado en las décadas de 60 y 70 del mismo siglo, centrada en los trabajos de Pomer, 1980,1997; Maestri, 2013; y una historiografía más  actual que privilegia la discusión sobre la  formación de los estados nacionales en América del Sur, cuyos trabajos más completos son los de Monteoliva Doratioto, 1996, 2002, Peres Costa, 1996, Salles, 1998. El trabajo de Ricardo Salles es uno de los primeros a desconstruir la influencia inglesa en el conflicto, en esa misma línea esta el  trabajo de  Bethell, 1995.  A nivel internacional los trabajos más completos sobre el conflicto son de Whigham, 2010, 2011, 2012 y Kraay and Whigham, 2004.

[2] Sobre el estado de guerra general del territorio y las peculiaridades militares de la región y sobre los desacuerdos heredados del período colonial hay una extensa bibliografía, pero recomiendo ver los estudios de: Adelar, 2007; Myers,2007;Paula Cidade, 1948.

[3]Sobre la desintegración del sistema colonial americano que resultó la crisis vivida por Europa ver: Cervo e Rapoport, 1998, 84; Bushnell, 2001.

[4] El tratado fue un acuerdo firmado en 1º de octubre de 1777, con el objetivo de encerrar la disputa entre Portugal y España por la posesión de la colonia sur-americana del Sacramento y lleva ese nombre porque fue acordado en la ciudad española de San Ildefonso, en la provincia española de Segovia, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, sobre el tratado ver: Mendonça, 2013.

[5] El término Uti possidetis viene del derecho romano, significa el derecho de pose de la tierra por quienes la usa. Sobre el tratado de Madrid donde es evocado el principio, ver parte I del trabajo de Jaime Cortesão: Cortesão, 1950. Tomo I

[6]Monteoliva Doratioto, 2002.

[7] Uno de los mejores trabajos sobre la consolidación del estado nacional imperial es: Tempo Saquarema de Ilmar Mattos que toma la perspectiva de la hegemonía alcanzada por la elite esclavista en la capital del Imperio en el siglo XIX y  su fortalecimiento en torno de un pacto conservador ver: Rohloff de Mattos, 1987. 

[8]Scavone Yegros,1994, 130.

[9]Cervo e Bueno, 2008, 114; Moniz Bandeira, 1985.

[10]Monteoliva Doratioto, 2002, 28.

[11]Cervo e Bueno, 2008, 109.

[12] Ibidem.

[13] Salles, 1998, 48.

[14]Monteoliva Doratioto, 2002, 27.

[15] Cervo e Bueno, 2008, 112.

[16]Monteoliva Doratioto,2002, 27.

[17] Ibidem.

[18]Durante la regencia, la centralización administrativa del imperio llevó a diferentes revueltas que amenazaban la unidad del territorio brasileño. En el sur, las elites ganaderas se confrontaron con el gobierno imperial por la política fiscal. Onerosos tributos eran cobrados bajo la producción del charqui y del cuero, los principales géneros exportados por los ganaderos gauchos. Esa política beneficiaba la entrada del charqui uruguayo en el mercado brasileño, que tenía una alícuota menor. los propietarios gauchos organizaron un levante que derrumbó el gobierno provincial en 1835. Liderados por Bento Gonçalves fue deflagrada la Farroupilha, también conocida como Guerra de los Farrapos. Los farrapos eran así llamados por el pañuelo rojo que tenían sujetados a sus ropas. Tomaron la ciudad de Porto Alegre y exigieron el nombramiento de un nuevo presidente de la provincia. Las fuerzas de represión consiguieron la retomada de la capital y los farrapos acabaron proclamando la República Rio-Grandense. En la intensa guerra que se siguió, abrió espacios para la participación de diversos actores políticos desde el  italiano Giuseppe Garibaldi a Juan Manuel Rosas, este último había inclusive apoyado la causa de Bento Gonçalves. En marzo de 1845, fue firmado un tratado chamado de Ponche Verde que garantizó los intereses de los revoltosos gauchos y el mantenimiento territorial del imperio. Hay una vasta bibliografía sobre el tema, pero a titulo de comprensión general ver: Jatahy Pesavento, 1990.

[19] Entre los trabajos más completos sobre las directrices de la política brasileña en el Plata es posible destacar: Golin, 2004vols I, II; Moniz Bandeira, 1985.

[20]Nunes Ferreira, 2006, 175-182.

[21]Ibidem, 197.

[22] Santana de Araújo, 2011, 57.

[23]Arquivo Nacional (AN) Seção de Periódicos, Brasil, Jornal do Commercio, Rio de Janeiro, 24 de outubro de 1850.

[24] Sobre la acción del Estado Imperial en la Región del Plata en ese período, hay una amplia documentación referente al con el titulo «Missão Especial de Honório Hermeto Carneiro Leão ao Rio da Prata», disponible por el Arquivo do Itamaraty en forma de publicación, ver: Fundação Alexandre de Gusmão. Centro de Historia e Documentação Diplomática: 2001.

[25] Por otro lado en el contexto de la administración de Rosas la Confederación argentina había sufrido una tentativa de intervención anglo-francesa, bajo el pretexto de forzar la apertura del Plata al comercio externo. El imperio ya había observado la posibilidad de intervenir en conjunto. Cervo y Bueno, 2008, 113.Sobre el hecho de la misión que fue enviada a Europa ter provocado la intervención no hay concordancia en la historiografía brasileña sobre ese hecho, sobre la discusión sobre la cuestión, ver: Nunes Ferreira, 2006, 107.La intervención fue fracasada, con grandes pérdidas para las fuerzas navales inglesas y francesas en la Batalla de Vuelta de Obligado, fortaleciendo aún más la política de Rosas  con relación al control de la región platina, ver: Mackinnon, 1957.

[26] Cervo e Bueno, 2008, 114-116.

[27]Monteoliva Doratioto, 2002, 28.

[28] Ibidem, 29.

[29] Sobre la organización militar del Paraguay en la época de la Guerra ver: Centurion, 1987; Thompson, 1992; Von Versen, 1976.

[30] Sobre las finalidades políticas del Estado imperial en la región del Plata pos queda de Oribe y Rosas ver: Cervo e Bueno, 2008, 116-118.

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