LaHistoria como capacitación y sistema de posibilidades sociales según Zubiri 

“History as training and socialopportunities for Zubiri system” 

  

Carmen Caravaca Llamas


Trabajadora social, ensayista y magister en Intervención social y mediación.

 

 

 

 

RESUMEN

Este artículo persigue el acercamiento a la vida del autor y a la concepción de la historia según Xavier Zubiri. El análisis se compone de una primera parte que aborda de manera lacónica la vida y obra del autor. Posteriormente se abordan las tres fases del pensamiento filosófico de Zubiri que nos permite realizar una aproximación de fundamentación al contexto de la obra aquí analizada “El acontecer humano” en Naturaleza, Historia, Dios. A través de una revisión de la literatura que nos permita recolectar los datos suficientes para poder especificar las cuestiones y las características sobre las que deseamos indagar. En el siguiente apartado del artículo se analiza el concepto de la historia tratado es esta obra como un sistema de posibilidades. Tal concepción la podemos situar, al igual que el resto de su filosofía, en el marco de una perspectiva naturalista que contempla la historia como un dinamismo social fundamentado en la naturaleza.

 

ABSTRACT 

This article pursues the approach to the life of the author and the conception of history as Xavier Zubiri.  The analysis comprises a first part deals with laconic way of life and work of author. Later addressing the three phases of Zubiri's philosophical thought that allows us to approximate reasoning to the context of the work here discussed "human events" in Nature, History, God. Through a literature review allow us to collect sufficient data to specify the issues and characteristics for which you wish to inquire. In the next section of the paper examines the concept of history covered in this book as a set of possibilities. We may view this concept, along with the rest of his philosophy, from a naturalistic perspective which contemplates history as a social dynamism grounded in nature. 

  

PALABRAS CLAVE

Zubiri, obra, historia, posibilidad

 

KEYSWORDS

Zubiri, work, history, posibility

 

SUMARIO

1. Introducción. 2. Metodología. 3. Notas bibliográficas de Zubiri. 3.1. Las tres etapas de la filosofía de Zubiri. 4.  La historia como posibilidad en el “Acontecer Humano”. 4.1. Nuestra actitud ante los helenos. 4.2. Nuestra actitud ante el pasado. 4.3. Nuestra situación filosófica y el pensamiento griego. 5. Conclusiones. 6. Bibliografía

 

  1. Introducción

Las filosofías tienen una forma, y, a lo sumo, una fecha; y la interna articulación de ambas dimensiones del problema pueden suscitar una enorme curiosidad y estimular un punzante interés (Zubiri, 1981). Por tanto, aparte de su ordenación cronológica y su posible dependencia mutua, las diferentes filosofías no son sino otros tantos sistemas o modos de pensar que ha adoptado la inteligencia humana. El tema de la Historia se retrotrae así, al análisis de aquella dimensión humana que nos permite afirmar que el hombre no sólo tiene historia, sino que es, en sí mismo, un ser histórico. El tiempo como proyección es el rasgo esencial de la historicidad del ser del hombre.

 

El propósito de este breve trabajo es ofrecer una visión de la historia abordando la conceptualización de Zubiri. Los objetivos iniciales de esta narración, por tanto, son reflexionar y simplificar los arduos caracteres de un extracto, en este caso “El acontecer humano”, de su obra Naturaleza, Historia, Dios. Por tanto, en la primera parte del artículo se muestra una cronología de los sucesos más relevantes en su existencia y un breve resumen de las fases de pensamiento filosófico según sus obras.

La cultura española ha vivenciado desde hace muchos años el caso Zubiri en forma realmente conflictiva, de modo más emocional que intelectual. Sujeto a adhesiones inquebrantables y a rechazos absolutos, Zubiri sigue siendo hoy una incógnita (Baldomero Gracia, 1998). ¿Por qué y en qué consiste esto?

En el intento de despejar la incógnita y eliminar el escándalo de su desconocimiento, se procede a elaborar un esbozo de relativa respuesta a dos preguntas iniciales:

  1. ¿Quién es Xavier Zubiri Apalategui?
  2. ¿Qué significado tiene la historia en la filosofía de una de sus obras?

Durante la primera parte de este artículo se realiza la dedicación al esclarecimiento de la primera cuestión. Es decir, unas breves notas bibliográficas sobre la vida de Zubiri,incorporando además, un resumen de la estructura de todo su trabajo a través de unas  principales referencias a las tres etapas de su filosofía. Posteriormente, se procede a exponer el núcleo de la filosofía zubiriana acerca de la Historia.

Por último, se sintetizan unas conclusiones.   

Resumida la estructura del artículo, se comienza a desarrollar la primera parte.

 

Metodología

Para el bosquejo de una vida existida durante más de ochenta años es difícil, dotar de la importancia significativa de una trayectoria intelectual y de una filosofía tan compleja como la zubiriana en su evolución y en su resultado final, es una tarea ardua y complicada.

El diseño de este trabajo pretende la iluminación de algunas notas que constituyen el significado del concepto de Historia según Zubiri en la filosofía española, ha sido elaborado mediante unas consultas mayoritariamente a fuentes secundarias de documentación, respecto a las cuales, giran en torno a la vida y obra de Zubiri. Obras vinculadas, por tanto, al conocimiento de las distintas etapas de los objetos en investigación ordenadas para una sucesión cronológica preparada con el fin de conocer la evolución y desarrollo del autor, destapada la necesidad de revelar su historia, su noción de ésta, las etapas principales de su desenvolvimiento y las conexiones históricas fundamentales. 

Mediante el método histórico se analiza la trayectoria concreta de la teoría, su condicionamiento a los diferentes períodos de la historia. Los métodos empleados para el análisis, se basan en el estudio histórico poniendo de manifiesto la lógica interna de su desarrollo filosófico y de su teoría, hallando el conocimiento más profundo de la obra analizada y de su esencia.

 

Notas bibliográficas de Zubiri.

En primer lugar, un esbozo apresurado de unos rasgos y notas del transcurso de su propia biografía. “Hitos que jalonan el espacio desde San Sebastián a Madrid, pasando por Lovaina, Friburgo, Berlín, París y Roma y que periodizan el tiempo del año 1898 al año 1983” (Baldomero Ucar, 1998)

Xavier Zubiri nació el 4 de diciembre de 1898 en San Sebastián. “Fue un hombre íntegramente dedicado a la reflexión y al estudio, alejado de los medios de comunicación y de los ámbitos que hubiesen supuesto para él un estilo de vida diferente del que se había impuesto a sí mismo” (García J.J; 2001). 

Según diversos autores, Zubiri empezó a preocuparse por el problema de la historia hacia 1941, en un curso de Introducción a la filosofía griega, dado en la Universidad de Barcelona, cuya primera lección fue publicada en 1942 en la revista Escorial con el título de "El acontecer humano: Grecia y el pasado filosófico". Volvió a tratar el tema de la historia en el curso sobre Estructura dinámica de la realidad dado en Madrid en 1962; finalmente, incidió en el mismo en “Tres dimensiones del ser humano: individual, social e histórica”, breve curso dado en Madrid en 1974, cuya tercera lección fue publicada ese mismo año en Realitas con el título: "La dimensión histórica del ser humano". Releídos hoy estos textos, vemos que en este punto hay una admirable continuidad desde el primer esbozo juvenil de Zubiri hasta sus últimos escritos, naturalmente con las necesarias adaptaciones a su pensamiento maduro (Marquínez Argote, 2003).

Estudió bachillerato en el Colegio Católico de Santa María, en San Sebastián; después continúo sus estudios en el Seminario Conciliar de Vitoria, donde se ordenó sacerdote en 1921. Un año antes, obtuvo el título de doctor en Filosofía y Teología por la Universidad Gregoriana de Roma.

Entre 1919 y 1920 estudió con Ortega en la Universidad de Madrid. Fue discípulo suyo[1], y aunque después de apartó del magisterio de Ortega, aún en el año de su muerte escribió una breve semblanza (lo último publicado en vida), que apareció en el número extraordinario de Revista de Occidente, conmemorativo del centenario del nacimiento de su fundador. Fue Ortega quien impulsó a Zubiri con la fenomenología husserliana[2], a la que dedicó sus primeros trabajos y  visualizando su interés por la filosofía griega.

En 1921 fue a la Universidad de Lovaina, en cuyo Institut Supérieur de Philosophie presentó una memoria de licenciatura con el título Le problème de l’objectivité d’après Ed. Husserl, I: La logique pure, primera parte de un trabajo intelectual que completará con su tesis doctoral, Ensayo de una doctrina fenomenológica del juicio, dirigida y presentada en la Universidad de Madrid por el mismo Ortega, y que publicó al año siguiente. En las últimas líneas del prólogo, Zubiri agradece al maestro la presentación de la misma: “No me resta sino testimoniar mi gratitud a mi ilustre profesor don José Ortega y Gasset, introductor en España de la Fenomenología de Husserl, que ha tenido a bien presentar esta tesis a la Universidad Central, y a cuya labor docente obedece mi iniciación en esta clase de investigaciones filosóficas.”

En 1926 Zubiri ganó por oposición la cátedra de Historia de la Filosofía en la Universidad de Madrid pero dos años después interrumpió la docencia para ampliar sus estudios en Alemania, Friburgo, donde siguió cursos con Husserl (ya a punto de jubilarse), y con su sucesor, Heidegger, posteriormente. A través del magisterio de Ortega, Zubiri estaba familiarizado con los conceptos fundamentales de Sein und Zeit[3], publicado el año anterior. En Friburgo, centro de su residencia con estancias importantes en Berlín y Viena, siguió estudios de física teórica con Schrödinger[4], de matemáticas con Zermelo[5] y de filología griega con Jaeger[6].

En 1931 reanudó sus tareas docentesen Madrid donde inició la publicación de una serie de publicaciones filosóficas. Durante el transcurso de la Guerra Civil se encontraba en Roma. Allí contrajo matrimonio en 1936 con Carmen Castro, hija de Américo Castro[7]. Vivió en París el resto de la Guerra Civil, donde dictó algún curso en el Instituto Católico pero fundamentalmente, se dedicó al estudio de lenguas orientales.

Regresó a Madrid en 1939 pero de acuerdo a lo establecido por el Derecho canónico no podía ejercer una actividad pública, como es la docencia, en las diócesis donde había oficiado como Sacerdote, San Sebastián y Madrid. Se trasladó entonces a Barcelona, donde enseñó durante dos cursos en la Universidad, tras los cuales pidió la excedencia de la cátedra y volvió a residir en Madrid. A partir de entonces, 1942, tuvo que limitarse a dar cursos privados o semi-privados, con invitaciones restringidas y de forma esporádica en la Sociedad de Estudios y Publicaciones.

Dada la precaria situación económica hasta, aproximadamente, 1972, cuando se constituyó el “Seminario X. Zubiri”, cuyo órgano de expresión fue la revista Realitas y donde el grupo de profesores que desde allí estudió su obra y lo acogió cálidamente fue decisivo para que culminasen algunas de sus investigaciones más importantes[8].

En 1944 se publicó Naturaleza, Historia, Dios[9]. En 1962,  Sobre la esencia, que se traduciría al alemán en 1968 y al inglés en 1980. Y en 1963, Cinco lecciones de filosofía. En 1973 dio un curso de doce lecciones en la Facultad de Teología de la Universidad Gregoriana (Roma) sobre El problema teologal del hombre. La primera parte de ese curso fue el texto básico para la elaboración de El hombre y Dios.

Recibió el doctorado honoris causa en Teología, concedido por la Universidad de Deusto. En esta ocasión pronunció una lección en el paraninfo de dicha Universidad el día 1 de octubre de 1980, que posteriormente apareció al año siguiente como artículo en la revista Estudios eclesiásticos, titulado “Reflexiones teológicas sobre la Eucaristía”. En 1971, “El problema teologal del hombre: Dios, religión, Cristianismo”.En 1980 publicó el primer volumen de Inteligencia sentienteInteligencia y realidad. En 1982 apareció el segundo: Inteligencia y logos. Y en 1983, el tercero: Inteligencia y razón[10]. En 1982 se le concedió el premio Ramón y Cajal a la investigación, instituido recientemente. Al año siguiente comenzó la revisión para la versión definitiva de El hombre y Dios pero falleció el 21 de septiembre en Madrid.

Al año siguiente apareció póstumamente El hombre y Dios, primero de una serie de inéditos trabajos, a los que han seguido: Sobre el hombre (1986), Estructura dinámica de la realidad(1989), Sobre el sentimiento y la volición (1992), El problema filosófico de la historia de las religiones (1993), Los problemas fundamentales de la metafísica occidental (1994),Espacio, Tiempo, Materia (1996), El problema teologal del hombre: Cristianismo (1997) y El hombre  y la verdad (1999). En 1999 aparecieron Primeros escritos (1921-1926), recopilación de textos que incluye Le problème de l’objectivité d’après Ed. Husserl, I: La logique pure, con una traducción de Antonio Pintor-Ramos, responsable de la edición. (García, J.J. 1998).

Por lo que podemos comprobar los temas principales sobre los que escribió Zubiri son: la inteligencia, la realidad, el hombre, Dios, y la Historia. Es este último apartado donde se engloba el análisis del “Acontecer humano”. "Zubiri representó un oasis y, por supuesto, una esperanza. Esa necesidad de encontrar a alguien de calidad que  hablase  por nosotros, que pensase y en cuyo pensamiento nos cobijásemos y nos justificásemos fue sin duda un rasgo de lucidez de ciertos grupos de amigos y discípulos. Aunque ese cobijo nos pudiese liberar de otros compromisos tal vez más urgentes, tal vez más desgarradores. Eran tiempos de crisis integral, de absoluta desesperanza, y en esos tiempos, 'si los filósofos no pueden proporcionar sabiduría', ha escrito otro contemporáneo de Zubiri, 'la comunidad se vuelve hacia alguien que nos guíe e ilumine, tradicionalmente hacia sacerdotes y profetas, hacia poetas y dramaturgos y en períodos de crisis hacia hechiceros, timadores, y otras criaturas del submundo intelectual'. Zubiri podía ofrecer una firme y honesta alternativa" (LLEDO, E. 1994).

 

3.1.  Las tres etapas de la filosofía de Zubiri.

Descubriendo ahora pues, que Zubiri fue un escritor de libros y artículos que ocupan ya un lugar importante en la producción bibliográfica de la cultura filosófica española, nacen como fruto de esta investigación nuevas preguntas al respecto: ¿Cuanto escribió Zubiri? ¿Dónde escribió? ¿Cómo escribió? ¿Sobre qué escribió?

En la “Introducción” a la versión inglesa de Naturaleza, Historia, Dios Zubiri habla de sobre tres etapas de su pensamiento, que obedecen a tres “inspiraciones” distintas. Los estudiosos del filósofo coinciden en que la trayectoria zubiriana consiste en una paulatina radicalización que alcanza su culmen en la tercera etapa.

Según J.J. García (1998), las tres etapas reconocibles del pensamiento zubiriano son:

1)     La primera etapa abarca desde 1921 a 1928. Su obra central es Ensayo de una Teoría fenomenológica del Juicio, tesis doctoral leída dos años antes de su publicación en 1923. Esta obra marca el punto de partida de la filosofía de Zubiri, que se apropia libremente los motivos básicos de las Investigaciones lógicas de Husserl ante la crisis de la modernidad. Lo más importante de esta etapa, que podría denominarse fenomenológico-objetivista, es el talante del joven filósofo ante su tiempo. Posteriormente Zubiri reconocerá las limitaciones de esta etapa porque las “cosas” a las que Husserl reclamaba volver acabarían por ser reducidas a objetividades dadas a la conciencia.

2)       La segunda etapa está comprendida entre 1931 y 1944, y su mejor expresión es Naturaleza, Historia, Dios, una de las obras más leídas del autor. La inspiración básica de esta etapa es Heidegger, fundamentalmente como autor de Ser y tiempo. El propio Zubiri sugiere denominar ontológica a esta etapa. La relación entre la manifestación del ser y la verdad rompe las limitaciones de la conciencia e inaugura un ámbito nuevo en el que los grandes temas filosóficos cobran nuevo vigor. La mayor discrepancia con Heidegger, a esta altura de su evolución intelectual, puede sintetizarse en el rechazo de la fundamentalidad que el filósofo alemán reserva para la cuestión del ser:

3)     La última etapa comienza en 1945 y dura hasta su muerte. Es larga y corresponde a la madurez de Zubiri, donde hace sus aportaciones más personales a la filosofía. Las dos publicaciones axiales son: Sobre la esencia y los tres volúmenes de Inteligencia sentiente. Es la etapa que Zubiri ha llamado metafísica -algo muy distinto para él de lo que suele entenderse por ontología-, cuyo tema central es la realidad. Los estudiosos de Zubiri están de acuerdo en que aunque pueda hablarse de una única etapa, tal como lo ha hecho el propio filósofo analizando la trayectoria de su pensamiento, es constatable una clara evolución desde Sobre la esencia a la trilogía Inteligencia sentiente, trabajos entre los que media un espacio de casi veinte años. Una evolución coherente con la progresiva radicalización que fue la filosofía de Zubiri desde sus comienzos.

 

La historia como posibilidad en el “Acontecer Humano”.

 “La historia es el método para conocernos a nosotros mismos, de esclarecer las dificultades de nuestro pasado, de señalar las posibilidades que han conformado nuestro presente. La intelección del pasado tiene sentido “cuando hace posible un brinco más eficaz hacia el futuro”. Toda decisión del presente elige unas posibilidades creadas en el pasado. Al retrotraernos hacia el pasado es reconquistar y apropiarnos de veras lo que fuimos, con la conciencia de sus limitaciones y con la ampliación de nuestras posibilidades” (Fernández Riquelme, 2008).

Lo que nos hace preguntarnos: ¿Qué idea tenía Zubiri de la historia? ¿Es la historicidad una dimensión del ser del hombre o no será, más bien, una propiedad trascendental de la realidad total?

Zubiri responde que la historicidad es formalmente una dimensión propia y exclusiva del ser del hombre y lo hace en función de tres conceptos:

  1. Nuestra actitud hacia los helenos
  2. Nuestra actitud ante el pasado.
  3. Nuestra situación y el pensamiento griego

 

4.1.  Nuestra actitud hacia los helenos

Ya sea mediante la rebelión o lo admiración hacia los griegos, nuestra actitud ante éstos viene marcada por “la idea del clásico” debiéndose entender como fundamento, como el primer ascenso del hombre al filosofar decidiendo por tanto, la  trayectoria histórica de la filosofía. “Representa el conjunto primario de posibilidades del que dispone el hombre para actuar, que determinan su ascenso histórico, que decide su trayectoria y la suerte concreta de un hecho ante las posibilidades para actuar” (Fernández Riquelme, 2003).  Según Zubiri, somos, en cierto modo, todo nuestro pasado, entonces, se entiende que nosotros somos los griegos. Indudablemente se filtra en nosotros la pregunta: ¿Cómo es posible?

 

4.2.  Nuestra actitud ante el pasado

Zubiri argumenta que “nuestra actitud ante el pasado depende pura y simplemente de la respuesta que se dé a la pregunta: ¿Cómo actúa sobre el presente?”

“La historia la describe como una sucesión de realidades presente y la manera cómo el tiempo muerde en las cosas es muy diversa, según se trate de la materia o del espíritu. Para la materia, el tiempo es pura sucesión, y, por eso, la realidad se reduce a su presente. Tratándose del espíritu, la cosa cambia radicalmente.  Lo que es hoy, en su presente, está incluso actualmente lo que fue su pasado. Ocuparse del pasado es, en tal caso, ocuparse del presente. El pasado no sobrevive en el presente bajo forma de recuerdo, sino bajo forma de realidad” (Zubiri, 1981).

Continúa diciendo el autor: “Si la historia se halla tejida por las cosas y actos que el hombre hace o no hace, hace de una manera o hace de otra, entonces el pasado, el presente y el porvenir no son sino tres distintos sistemas de haceres. La historia por tanto, es una progresiva sustitución de los haceres humanos”.

Entonces, el pasado se conserva y se pierde a la vez, sobrevive en el presente a través de las posibilidades que ofrece. El presente además, no se constituye sólo con lo que el hombre hace sino que además con lo que puede hacer. La realidad, por tanto, no será simplemente un conjunto de actos o actualidades sino de acciones o actualizaciones de la potencia de donde emerge”. La realidad es siempre emergente y, en el presente humano, junto a lo que el hombre hace, están también sus potencias de la naturaleza del hombre y de las posibilidades de las que dispone para obrar. El curso histórico es un movimiento de esa realidad llamada “espíritu humano”. La historia sería un movimiento de perfección o defección y la vida del hombre, no es un simple ejercicio o ejecución de actos, sino un uso de sus potencias. Concluyentemente, lo que el hombre hace en una situación dada es ciertamente el ejercicio y la actualización de la potencia; pero es también el uso y la realización de unas posibilidades.

“El presente humano une lo que el hombre hace (actos) con la facultad para realizarlo (potencia)” (Fernández Riquelme, 2008). “La historia no es tejida de hechos, sino de sucesos y acontecimientos. No se trata de movimientos y de hechos, sino de sucesos y sucesiones, acontecimientos y aconteceres. El hombre posee además, de actos y de potencias, algo que en cierto modo, es anterior a los actos y a las potencias, o, si se quiere, sus actos y sus potencias tienen una estructura más compleja que la que deriva de la simple consideración del ejercicio. Mientras que la vida del animal depende de la articulación de sus estímulos y reacción, los actos del hombre no son reacciones sino proyectos”. El “pensar” humano considerado como “potencia” según Zubiri.

El presente no se halla constituido tan sólo por lo que el hombre hace, ni por las potencias que tiene, sino por las posibilidades con que cuenta. Éstas son siempre los recursos que las cosas y las propias potencias humanas ofrecen al hombre. Todo acto, una vez realizado, no sólo perfecciona la potencia, sino que modifica también su cuadro de posibilidades. Lo que somos en nuestro presente es el conjunto de las posibilidades que poseemos por el hecho de lo que fuimos ayer.

Respecto al futuro, Zubiri explica que el hacer de cualquier momento necesita contar con ciertas posibilidades. “Éstas se van alumbrando y obturando en la ejecución real y efectiva de nuestros actos”. No tenemos presentes y seguras las posibilidades con que actuaremos dentro de algunos años. Sólo el futuro es aquello que aún no es, pero cuya realidad está ya actualmente dadas en un presente todas sus posibilidades. Lo futurible es aquello para lo cual se posee nuda potencia, pero cuyas posibilidades son aún inexistentes.

Toda realidad finita es emergente, es el acto de unas virtualidades. Si en ellas no vemos más que las potencias de la naturaleza humana, la historia no sería sino mero desarrollo de los que el hombre ya era. Pero en la historia no sólo se producen actos, sino que se producen, además y anteriormente, las propias posibilidades que condicionan su realidad.

El autor al que analizamos explica: “Nosotros somos nuestro pasado pero en forma de pervivencia arcaica. Somos el pasado, porque ya no somos realmente la realidad que el pasado fue en su hora. Somos el pasado, porque somos el conjunto de posibilidades de ser que nos otorgó al pasar de la realidad a la no realidad. Por esto, estudiar el presente es estudiar el pasado, no porque éste prolongue su existencia en aquél, sino porque el presente es el conjunto de posibilidades a que se redujo el pasado al desrealizarse”.

 “Pero el decurso temporal presenta diversos modos según sea la naturaleza y los dinamismos del ser que discurre o cambia. Están en primer lugar, las cosas físicas cuyos cambios son mera sucesión de estados; siguen los seres vivos que cumplen años, es decir, que en su camino del nacimiento a la muerte tienen en cada momento una determinada edad; entre los seres vivos el hombre, además de edad, tiene conciencia real de sí mismo, percibiendo el tiempo como duración de su propia realidad; realidad que, como dice Zubiri, nunca es lo mismo, pero que es siempre es la misma bajo todos los cambios” (Marquínez Argote, 2006).

De manera que la historicidad, además del momento de futurición, incluye necesariamente el momento de posibilitación y el de libre volición o de toma de decisiones. Ciertamente, aunque el pasado en cuanto tal no exista como realidad en sí, queda empero en el presente humano no sólo en forma de memoria sino principalmente como posibilidades. El pasado posibilita el presente. Y contando con las posibilidades que nos otorga el pasado, proyectamos nuestro futuro. Proyectar es anticiparnos a lo que queremos hacer y ser, individual y socialmente. Con la vista puesta en nuestros proyectos personales y colectivos vivimos necesariamente tomando decisiones, desechando unas posibilidades y apropiándonos de otras.

Entonces, la historia es obturación o realización de posibilidades, que previamente tiene que haber creado el hombre, para poderse realizar optativamente en ellas. En dicho proceso de posibilitación hay todavía más: el hombre no sólo descubre o crea posibilidades, como recursos para su vida, sino que en esa actividad creadora el propio hombre se va internamente capacitando.

La capacitación de nuestras potencias y facultades es un proceso interno de posibilitación de las mismas. Zubiri define las capacidades como posibilidades internas que transforman la condición misma del hombre como creador mismo de posibilidades. Por ello, el hombre cambia y evoluciona de mejor a peor, no sólo en sus modos externos de vida, sino también en sus mismas estructuras psicofísicas, entre otras causas por la sucesión de sus actos creadores que tienen sobre la propia realidad del creado. No se deben confundir las posibilidades con los puros o meros posibles. Posible es todo lo que en abstracto podría existir, por no entrañar contradicción; en este sentido todo lo que no es imposible, es posible; y puesto que los posibles no tienen otra frontera que la imposibilidad absoluta, que no sabemos dónde empieza ni donde termina, los posibles son infinitos. Las posibilidades, en cambio, son siempre finitas y concretas, son si se quiere, disponibles, concretamente en un determinado tiempo y lugar.

Desde los tiempo más remotos, el hombre se ha mostrado siempre como el sujeto que descubre o crea posibilidades y éstas son con las disponibles en un determinado momento de la historia, donde a su vez, permite la realización de nuestra vida individual y social. Entre las posibilidades se desechan unas, aprovechamos otras, de acuerdo con nuestro proyecto personal o colectivo ya que el hombre no puede vivir de presente en presente, sino que para poder vivir necesita proyectar su vida, planear, es decir, anticiparse a lo que quiere hacer y ha decidido ser.

Ahora bien, sólo tomando decisiones responsables, puede el hombre apropiarse de las mejores posibilidades y realizarlas según su propio proyecto vital. El sistema de posibilidades de que hoy disponemos se lo debemos a los que nos precedieron; por tanto, a los hombres del futuro les legaremos un mundo con nuevas y más complejas posibilidades. El hombre que nos suceda seguirá creando novedosas posibilidades, de forma que no imaginamos el futuro devenir de un mundo no muy lejano.

 

4.3.  Nuestra situación y el pensamiento griego

 “La realidad fuerza al hombre a modificar sus posibilidades y, con ellas, sus ideas de las cosas” (Zubiri, 1981). La realidad humana no define solamente las cosas que rodean al hombre, sino que además determina las posibilidades disponibles para enfrentarse a ella. El pasado está en el presente, ya que no sólo produjo el presente, sino que está haciéndonos presentes ya un mismo hecho que acontece en dos distintos órdenes de posibilidades puede significar cosas absolutamente diferentes. Posible es todo lo que en abstracto podría existir, por no entrañar contradicción; en este sentido todo lo que no es imposible, es posible; y puesto que los posibles no tienen otra frontera que la imposibilidad absoluta, que no sabemos dónde empieza ni donde termina, los posibles son infinitos. Las posibilidades, en cambio, son siempre finitas y concretas, son si se quiere, permitidas al alcance de la mano, lo que en concreto diríamos un sujeto puede hacer en un determinado tiempo y lugar. 

Este supuesto, la historia según Zubiri, empieza cuando el "animal de realidades" descubre o crea las primeras posibilidades ya que hay posibilidades por descubrimiento y otras por creación. Porque, como hemos dicho, el hombre no puede vivir el presente en presente, a lo que salga, sino que para poder vivir humanamente necesita proyectar su vida, es decir, anticiparse a lo que quiere hacer y ha decidido ser (Marquínez Argote, 2003).

Ahora bien, el sistema de posibilidades de que hoy disponemos se lo debemos a los que nos precedieron y, a los hombres del futuro, les legaremos un mundo con nuevas y más complejas posibilidades. Elaborando por medio de meros acontecimientos y sucesos, lo que por muchos es entendido, “acontecer histórico”.Inevitablemente, el hombre del futuro, el que nos sucederá, seguirá creando nuevas y más grandes posibilidades. Por lo tanto, como argumenta Fernández Riquelme: “cada generación tiene la obligación, cuando no necesidad, de escribir su historia” (2010).  

Zubiri se acerca al tema de la ontología[11]: “la idea de la potencia (dynamis), lo que hasta entonces se había llamado realidad, tiene que sufrir ahora una modificación ya que hay realidades afectadas formal y positivamente por una dimensión de no ser. En la historia urge el paso del no ser al ser, que ha tratado de solventar la dificultad buscando de evitar este rodeo a través del no ser. Las cosas no tienen naturaleza sino que son naturaleza”.

Lo que la interpretación del pasado nos preocupa no es una simple explicación del presente sino el hecho de entendernos a nosotros mismos, de esclarecer las dificultades con que nos debatimos no sólo ante la historia sino ante el futuro. El retroceso no tiene sentido legítimo sino cuando hace posible un brinco más eficaz hacia el futuro. El pasado es lo que pudimos haber sido y no fuimos, unas veces por eliminación, otras veces por retracción que ha dejado inexhaustas algunas de sus más fecundas dimensiones. Entendemos por tanto, que ocuparnos de los presocráticos es ocuparnos de nosotros mismos. Como dice Zubiri: “de nuestras posibilidades, consistentes y pendientes todas ellas de la posibilidad de llegar a una idea del ser que incluya la historia” (1981).

“La concepción filosófica predominante en una generación determina, como ejemplo o como reacción, tanto la labor de reconstrucción historiográfica, como el mismo concepto de acontecer histórico” (Fernández Riquelme, 2010). En este sentido Ortega señalaba que “no pensamos, no necesitamos pensar que nuestra filosofía sea la definitiva, sino que la sumergimos como cualquier otra en el flujo histórico de lo corruptible. Esto significa que vemos toda filosofía como constitutivamente un error –la nuestra como las demás. Pero aun siendo un error es todo lo que tiene que ser, porque es el modo de pensar auténtico de cada época y de cada hombre filósofo” (Ortega y Gasset, 1944).

 

Conclusiones

Desde esta perspectiva, Zubiri suscribe la tesis según la cual la historia no se predice, sino que se produce, se crea. Este autor, abandona por tanto, el transcurso de maduración, tradición o de desvelación, de la noción de historia y se nutre por el contrario, de una metafísica de la posibilidad. Se explica, la interna conexión entre presente, pasado y futuro, de manera que la historicidad, además del momento de futurición, incluye necesariamente el momento de posibilitación y el de libre predisposición o de toma de decisiones.

Evidentemente, aunque el pasado en cuanto tal no exista como realidad en sí, queda empero en el presente humano no sólo en forma de recordatoria sino principalmente como posibilidades condicionantes de la realidad. Ya que el pasado posibilita el presente mediante una serie de posibilidades proyectamos nuestro futuro en base a éstas. Proyectar es anticiparnos a lo que queremos hacer y ser, a nivel individual y socialmente.

Convivimos con nuestros proyectos personales y colectivos a la vez, vivimos necesariamente tomando decisiones, desechando unas posibilidades y apropiándonos de otras. Llegamos a la conclusión de que la historia, ya sea por realización u oclusión de posibilidades previas que ya fueron creadas por el hombre, ofrece la posibilidad de una multiplicidad optativa de realizaciones y acontecimientos sociales  para poder emprender, tanto en el presente como en el futuro, capacitando y posibilitando el trascurso del devenir.

 

Bibliografía

BALDOMERO UCAR, J.M (1998). El significado de la filosofía de Xavier Zubiri en la filosofía española. La Rioja. Disponible en:

http://www.zubiri.org/works/spanishworksabout/sanbaldomero/leccion1998.htm acceso el 15/03/2011.

FERNÁNDEZ RIQUELME, S. (2008). El acontecer en la Historia. Las posibilidades históricas en Xavier Zubiri. La Razón Histórica, nº 3. Instituto de Estudios Históricos.

FERNÁNDEZ RIQUELME, S. (2010). La Historia como ciencia. Revista la Razón Histórica nº12, 2010, [24-39], Instituto de Estudios Históricos.

GARCÍA J.J. (2001). El poder de lo real en Xavier Zubiri y su lectura de los padres griegos. Tesis doctorado en Filosofía. Argentina. Disponible en: http://www.zubiri.org/works/spanishworksabout/garcia/el_poder_de_lo_real.htm (Acceso el 14/03/11).

LLEDO, E.: "La melancolía exuberante", El País, 22 de septiembre de 1983. Días y libros, Editorial Junta de Castilla y León, Salamanca, 1994, pág. 68.

MARQUÍNEZ ARGOTE, G. (2003). La historicidad en X. Zubiri y en I. Ellacuría. Publicado en http://www.ensayistas.org/filosofos/spain/ellacuria/critica/marquinez.htm. Acceso el 12/03/2011.

ORTEGA y GASSET J., Prólogo. Ideas para una Historia de la Filosofía. Prólogo a la Historia de la Filosofía de Emile Bréhier, trad. española, 2ª edición, Buenos Aires, 1944, p. 56

ZUBIRI, XAVIER (1981). Naturaleza, historia, Dios. Editora Nacional, 8ª Edición.

 

 


[1] Hecho reconocido por el propio Zubiri en dos artículos publicados en dos ocasiones señaladas, la de las “bodas de plata” de Ortega con su cátedra y la muerte del filósofo (he de señalar lo significativo que resultan esas publicaciones dado lo reacio que era Zubiri a escribir en periódicos). 

[2] Edmund Husserl (1859-1938), filósofo y padre, según diversos autores, como padre de la fenomenología (parte de la filosofía que estudia y analiza los fenómenos lanzados a la conciencia).

[3] Ser y tiempo (en alemán Sein und Zeit, 1927) es el más importante trabajo del filósofo alemánMartín Heidegger. Es considerado uno de las obras más importante dentro de la filosofía.

[4] Erwin Rudolf Josef Alexander Schrödinger (1887 –1961)físico austríaco, nacionalizado irlandés, que realizó importantes contribuciones en los campos de lamecánica cuántica y la termodinámica. Recibió elPremio Nobel de Física en 1933 por haber desarrollado la ecuación de Schrödinger. Tras mantener una larga correspondencia con Albert Einstein propuso el experimento mental del gato de Schrödinger que mostraba las paradojas e interrogantes a los que abocaba la física cuántica.

[5] Ernst Friedrich Ferdinand Zermelo (1871 – 1953) fue un matemático yfilósofo alemán. En la conferencia del Congreso Internacional de Matemáticos en París, David Hilbert desafió a la comunidad matemática con los famososProblemas de Hilbert, una lista de 23 problemas fundamentales no resueltos, que los matemáticos debían atacar durante el siglo entrante. Obtuvo una cátedra honoraria en Freiburg im Breisgau en 1926 pero renunció a ella en 1935 por su desaprobación al régimen de Hitler.

[6] Werner-Wilhelm Jaeger, (1888 -  1961), filólogo clásico alemán.

[7] Américo Castro (1885-1972), filólogo cervantista e historiador cultural español perteneciente a la Generación del 14.

[8] Entre esos estudiosos es de justicia citar los nombres de Alfonso López Quintás, Diego Gracia, Ignacio Ellacuría, Antonio Pintor-Ramos, A. Ferraz Fayos.

[9] La traducción inglesa se publicó en 1981, con una nueva introducción de Zubiri.

[10] En el mismo añose publicó en Bogotá un conjunto de escritos de Zubiri, recopilados por G. Marquínez Argote: Siete ensayos de Antropología filosófica.

[11] En filosofía, la ontología es una parte de la metafísica que estudia lo que hay, es decir, cuáles entidades existen y cuáles no. Muchas preguntas tradicionales de la filosofía pueden ser entendidas como preguntas de ontología:¿existe Dios? ¿Existen entidades mentales, como ideas y pensamientos? ¿Existen entidades abstractas, como los números? ¿Existen los universales? Además, la ontología estudia la manera en que se relacionan las entidades que existen.

 

 

 

La Razón Histórica, nº14, 2011 [4-14], ISSN 1989-2659. © IPS.

 

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