Ideología moderna. Sepelio de la Libertad y renacer del Libertinaje.
Diana Armas Dueñas
Ensayista. IEHS (España).
1. Ortega y Gasset, el Estado y la Libertad.
Para empezar el análisis de la situación, vamos a dejar esta pregunta para nuestra reflexión personal, siguiendo la reflexión de Ortega y Gasset: “¿Quién manda en el mundo?”
El Estado aparece formado por un grupo independiente, tiene una estructura histórica de carácter plebiscitario. Todo tiene un cambio. Nos permite realizar un proyecto de convivencia. Lo que lo diferencia de los anteriores, es que se produce y mantiene la unión por presión de los grupos externos. Este Estado tiene una nación que no está hecha, sino que se hace y deshace, al contrario que en la antigüedad donde la nación tuvo que ser pensada, incluso a veces imaginada o soñada. Antes este Estado era ilimitado, se podía tener el grupo que se quisiera, pero ahora queda limitado.
Podemos dividirlo en tres puntos:
Primero.- El Estado se siente como un grupo de convivencia política y moral, actúa sobre todos los grupos en toda clase de aspecto.
Segundo.- Se produce un periodo de consolidación, lo que significa que otros pueblos que no constituyan su estado son vistos como desconocidos, se cierran en su propio territorio, cerrando sus puertas a todo aquel que no comparta sus ideales. Con el tiempo toman conciencia sobre esto y analizan la situación, comparte sus creencias respecto a lo intelectual y lo moral. Más nunca, sin dejar de verlos como unos extraños.
Tercero.- El Estado tiene una plena consolidación, por lo que decide unirse a los que eran sus enemigos aumentando así su capacidad intelectual, su ámbito moral y formar un grupo mayor para aquellos que no dejan de ser unos extraños.
Es difícil, en verdad, que un hombre renuncie a sus ideas de Estado, que han sido su fuente de verdad desde que las descubrió, por tanto ahora entra en una crisis de la que no conoce el fin. Pero ayer como hoy, el Estado como Bien común, está en un momento de crisis, porque no sabe ¿quién mandará?, no como en siglos atrás, que estaba seguro de sí mismo y sabia lo que iba a suceder. Por tanto, si estamos viviendo en una sociedad y no regimos sus leyes y nos revelamos, no tendremos el apoyo, ni la guía para sobresalir, porque nos faltará el soporte principal.
2.- Se nos presenta la repuesta: ¿Quién manda en el mundo ?, ¿la autoridad o las fuerzas?. La autoridad y las fuerzas se diferencian en:
La autoridad o mando nunca descansa en la fuerza, en teoría, sino viceversa; porque alguien que utilice el mando puede disponer de la fuerza cuando desee. El mando es la capacidad que tenemos para establecer una autoridad, el cual se basa en la opinión pública. Se produce una autoridad sin violencia, sin brusquedad ¡no!, por el contrario como la fuerza, la cual es violenta, brusca y no se basa en la opinión pública, pero con la fuerza no obtendrán nada porque si se la aplica sola, los únicos resultados serán daños producidos innecesariamente. La fuerza por sí misma no puede hacer nada y necesita del mando para que puedan ejercer una autoridad firme y fortalecida que sea cumplida como ellos esperan. Por eso es que necesitan la una de la otra, la fuerza necesita apoyarse en algo para poder desarrollarse, porque sola no tendrá resultados, es más, será innecesaria. La autoridad posee un mando el cual será escuchado, pero obedecido cuando este tenga a la fuerza, porque ahí estará compuesta de sus dos factores principales.
La fuerza nunca es buena, ya que, los hechos se deben producir razonando y sabiendo porque se realizan, no utilizando solo violencia y actuando a lo salvaje, necesita una voz que la dirija y tenga justificados sus motivos para que todo sea como lo esperamos y no se produzcan pérdidas importantes que después no podrán ser recuperadas.
2. Las masas, el tiempo presente y el Libertinaje.
En la actualidad el mundo está constituido por un grupo mayoritario, denominado masas, son las personas que no tienen un criterio formado, se dejan llevar como ovejas sin analizar los problemas, ni las situaciones, solo siguen determinar un fin por el que luchar, con los ojos vendados sin mirar la realidad, se niegan a enfrentarse al mundo con la frente en alto y sin vergüenza, poseen unos ideales sin fundamento.
Delante de una sola persona podemos saber si es masa o no.
“Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo- en bien o en mal-
por razones especiales, sino que se siente “como todo el mundo”,
y, sin embargo, no se angustia, se siente
a salvo al saberse idéntico a los demás”.
José Ortega y Gasset[1].
Algunos tal vez no saben ni que hacer, ni mirar a su alrededor, se conforman con solo ser corrientes como todos, uno más del montón que camina entre la multitud sin encontrarse, guiándose por la muchedumbre sin conocer en su interior. De eso está lleno el mundo de una sociedad llena de masas, pero lo que es más extraño, es que antes la gente luchaba por sus creencias, siempre colocando sobre todo sus pensamientos, sus sueños que se plantearon en un momento determinado. Eran una minoría que no se percibía en la sociedad fácilmente, pero ahora es una mayoría tan notoria que ha ido creciendo poco a poco con el tiempo. Tal vez la mayoría de la gente no entiende el ¿por qué de mi propio ser?, mi yo interno que todos deberíamos buscar para descubrir algo que vale mucho pero está muy en el fondo y hay que saber valorar.
Más existe una pequeña parte que si ha buscado y ha encontrado ese yo interno, a los que se les denomina minorías.
Son personas que se han dado cuenta del error que cometen las masas y han decidido encontrar lo que los demás no han querido, porque si lo habrían querido ya tendrían los resultados.
En definitiva las minorías son todos aquellos que poseen una autoestima elevada, saben que valen mucho, más que cualquier otra persona, han encontrado su yo interno, su propio ser, saben lo que sienten y porque lo sienten, lo que hacen, lo que piensan, lo que deciden, pero siempre saben el porqué de todo lo que realizan, no se dejan llevar por la muchedumbre, ellos imponen sus normas, sus leyes y sus criterios a sí mismo, porque son capaces de conocerse, sin escuchar reproches no críticas. Han descubierto su valor y no piensan dejar que nadie les arrebate eso tan importante que han conseguido.
Todos tenemos algo porque sobresalir tal vez no seamos ricos, ni famosos, pero valemos mucho tal cual y como somos, sin cambios ni esfuerzos innecesarios. Las minorías se aceptan como son, porque saben lo que son y quien lo mire desde cualquier punto de vista se dará cuenta de eso. En líneas breves las masas son el montón de gente que vive en este mundo sin saber valorarse y las minorías saben valorarse y sobresalir por lo que son.
Tomado como referencia las palabras de Ortega y Gasset, se entiende por subida de nivel histórico en Europa, al crecimiento de las masas, ya que, los que la constituyen piensan ser aristócratas pero algunos ni siquiera conocen el significado de esa palabra, se han levantado dejando a las minorías atrás, a un lado, ignorándolas por completo; ocupando así un lugar que no les pertenece.
Las minorías hace tiempo pensaban que una persona tan solo con el hecho de nacer tenía acceso a todos los derechos humanos, en la actualidad hay personas que reciben beneficio de esos derechos pero tal vez no sepan el porqué de los mismos.
Si se quiere que el hombre medio llegue a ser aristócrata deben permitirle que siga sus ideas, se implante sus leyes, luche por sí solo. Pero no, ahora el hombre medio está entre las masas. Se piensa que todo esto ocurre por la influencia americana sobre Europa, pero América no influye sobre Europa, lo que ocurre es que se ha producido una nivelación, no solo entre culturas de distintas sociedades, religiones y sexos sino también entre continentes. Ahora la diferencia ya no es mucha, si se compara entre un francés, un estadounidense o un brasileño; ya no se notara tanto la diferencia.
Algunos piensan que este mundo es el mejor de todos, pero no conocen los anteriores, no se paran a pensar cómo eran, sin embargo piensan que este es el mejor. Así pues, Europa es un mundo maravilloso, lleno de plenitud siendo uno solo. Fuertes pero al mismo tiempo débiles, seguros pero recelosos.
Todo esto se entiende como la subida del nivel histórico.
Gasset defiende que una sociedad puede morir de satisfacción de sí misma porque está pendiente de buscar siempre nuevas ideas técnicas para seguir desarrollándose, ya no les interesa el arte cultural antiguo, solo buscan la fama, la satisfacción de obtener algo que los demás todavía no conocen.
Antes se preocupaban de tratar de llegar al record establecido, mas ahora no, ahora todos quieren sobrepasar ese record como sea posible, buscando todas las alternativas que tienen a su alrededor. Pero llegará un momento en que algo o alguien les hagan cambiar de opinión, de haber obtenido tanta satisfacción después puede arrepentirse y olvidar todo lo que pasó. Por el contrario una sociedad que no está satisfecha consigo misma no pensaría en la satisfacción, sino que se pondrían en contacto con lo esencial de la vida, sabrían vivir cada minuto. No sabrían lo que pasará el día de mañana, solo esperarían para ver los resultados. Vivirían su vida como ellos mejor lo crean y no tendrán decepciones a causa de las satisfacciones innecesarias e inútiles.
El hombre-masa es una opinión pública sin control, porque no analiza lo que hace y actúa siguiendo el camino que le dejan ya labrado, no se pone a pensar ni por un instante lo que va a hacer, sólo actúa por actuar, por lo que no tiene control de sus actos. Este hombre cree que puede reclamar su vulgaridad y se niega en aceptar a los que son superiores a él.
Ahora el conjunto de hombres-masa ha anulado todas las normas y son incapaces de formas otras, por lo cual, no saben cómo proceder, así pues, surge la primera consecuencia, cuando el mundo deja de ser mandado por alguien, da como consecuencia el dejar desprovistos de tareas, sin programa de vida a los demás. No tiene la guía necesaria para llegar hasta el camino hecho, por lo que se quedan a la deriva, esperando que alguien llegue y los ayude, no son capaces de salir por si mismos sino que buscan un respaldo, un soporte sobre el cuál establecerse. También se produce un camuflaje, es una realidad que no es la que parece; oculta su aspecto.
En lugar de sacar su realidad, la esconde para que no la descubran y solamente la miren como un disfraz para engañar a los demás.
Otra consecuencia, no es otra que la aceptación como estado habitual y constituido de una irregularidad, de algo que mientras se acepta sigue pareciendo indebido. Esto quiere decir que las cosas anormales que no se adaptan al medio terminan adaptando al hombre a ellas, a lo indebido, a lo que por los demás está visto de mala manera. Por eso algunos países dejan de mandar, porque prefieren lo más rápido, lo que no está bien, en lugar de actuar con responsabilidad y procurando hacer lo correcto.
El mando es la presión ejercida sobre los demás, cuando se manda a alguien, se le manda hacer algo. El mando exige el control de la opinión pública, porque este se sustenta de la opinión pública. Si hay mando y no hay control de la opinión pública, no habría mando, ya que, la opinión pública actuará a su voluntad, sin leyes y el mando quedaría a un lado. Por tanto, el mando exige el control de la opinión pública, ya que así, el propondrá sus leyes y habrá quien las cumpla.
El mando necesita de la existencia de una opinión pública, porque puede regirse a ella y puede establecer el mando junto con la fuerza que necesita, pero si no la tiene, está fuerza se transforma en fuerza bruta y eso solo empeora las cosas. Si la opinión pública deja de existir, el mando se destruirá, ya que, no tendrá apoyo provocando así su caída.
El hecho de que el mando necesite el control de la opinión pública, viene desde hace mucho tiempo y no está bien querer cambiar las cosas de un día para otro, sin analizar las consecuencias antes.
La relación establecida entre autoridad y opinión pública es el mando, ya que, la autoridad y la opinión pública se necesitan mutuamente, para poder realizar todos los propósitos que tengan en mente y las dos tienen el mando a su disposición, sin necesidad de usar la fuerza bruta, más actuar prudentemente y con los cinco sentidos basados en los hechos.
La autoridad no es usar la fuerza para lo que uno quiere, sino saber guiar y llevar a un grupo o cosa, la cual junto a la opinión pública se complementa.
3. La fe, verdadera esperanza de Libertad
“Cuando el relativismo moral se
absolutiza en nombre de la tolerancia,
los derechos básicos se relativizan,
y se abre la puerta al totalitarismo”.
Benedicto XVI[2].
En la actualidad, podemos ver cómo ha degenerado esta sociedad, en todo el mundo, dejando la moral, la fe, la educación y lo realmente esencial el respeto, olvidados en lo más profundo de cada ser. Intentando ocultar esta realidad, dando excusas políticamente correctas, para que la sociedad pueda verlas de la manera más aceptable posible, anulando totalmente la libertad de la que somos dueños y señores.
¿Por qué dar rienda suelta a todas las aberraciones?, es una pregunta que consideramos olvidada, o demasiada fuerte para ser escuchada, mucho más pensada, pero podemos parar un momento, analizar la vida de nuestros antepasados, sus valores, creencias, y sobre todo recordar cuáles fueron los valores inculcados por nuestros seres queridos, ver cual fue nuestro inicio y cual será nuestro futuro en la senda en la que estamos.
Debemos recordar el valor único e importante que significa la familia en la sociedad, llegar al extremo de olvidar este núcleo tan importante, dejando a un lado hogares rotos, hijos abandonados, perdida de autoestima, de fe y de amor, siendo el pilar fundamental de la sociedad, para que en ella podamos funcionar actuando correctamente con todos los que nos rodean, mejorando la calidad de vida de todos nosotros, fomentando el respeto y no confundiendo la libertad con el libertinaje.
Valorando la unión con la persona que amamos, y el fruto de ese amor que es el futuro de esta sociedad, nuestros hijos e intentar enseñarles lo correcto para que logren esa felicidad, que se obtiene al defender nuestra fe, nuestro libre albedrío.
Y defender más que nunca el matrimonio tradicional, entre hombre y mujer, el fundamento para que una familia funcione correctamente, y por ende la sociedad, ya que, todo tiene un orden establecido, para que funcione a la perfección, así ocurre con el matrimonio. Es la puerta para las futuras generaciones, para hacer posible que este mundo olvide las extravagancias, modas y vicios y vuelva a ser el que era antes, donde siempre se respetaba la tradición y lo más importante aún, la Fe. Por tanto tengamos en cuenta todas estas cuestiones y defendamos nuestra libertad.
Con más razón hoy en día porque nuestro libre albedrío ha sido pisoteado, dando la primera opción, la más fácil y rápida para solucionar distintas situaciones de nuestra vida; tomemos como ejemplos el gran tema de la actualidad, el aborto, todos y cada uno de nosotros somos hijos, padres, hermanos, etc.
Entonces pensemos un poco en nuestros padres, que un día nos recibieron en este mundo y gracias a Dios a y ellos estamos aquí. Lo mismo pasa con todos esos bebes, todos tienen derecho de vivir, indistintamente de su porvenir, ricos, pobres, feos, guapos, enfermos o sanos. Todos son igual de valiosos, porque cerrar sus puertas, antes siquiera que puedan decidir, y lo que es peor decidir por ellos, lo que es mejor o no en su vida. Sinceramente ninguna persona en todo el planeta tiene esa divinidad, solo Dios, porque entonces jugar con la vida, sino es nuestro cometido.
Pero no solo lo hacemos, sino incitamos a niñas y mujeres a realizar tal monstruosidad, poniendo a su disposición los medios necesarios. No deberíamos ni poder ver nuestro reflejo en el espejo porque estamos siendo más que monstruos, somos lacras en la sociedad.
Éste es solo uno de los temas que afectan hoy a la sociedad, porque son muchos más los que deberíamos mencionar, pero teniendo esto en cuenta, podemos empezar por orden a ver todo lo que está olvidado o mejor dicho disfrazada para que pensemos que está bien. No seamos tan ingenuos y actuemos como creemos, defendiendo nuestra fe y nuestros ideales, respetando a los demás, para que nos respeten como todos merecemos y sobre todo empecemos a recordarles todas las cosas tan valiosas que muchos han olvidado.
“La libertad de buscar y decir la verdad es un elemento esencial de la comunicación humana, no sólo en relación con los hechos y la información, sino también y especialmente sobre la naturaleza y destino de la persona humana, respecto a la sociedad y el bien común, respecto a nuestra relación con Dios”.
Juan Pablo II[3].
[1] José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas. Madrid, Biblioteca nueva, 2001.
[2] Véase la "lección" de Benedicto XVI en La Sapienza (2008)
[3] "Solamente la libertad que se somete a la Verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien. El bien de la persona consiste en estar en la Verdad y en realizar la Verdad". Véase la Encíclica Esplendor de la Verdad, 1993.
La Razón Histórica, nº16, 2011 [89-95], ISSN 1989-2659. © IPS.