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La Nueva Canción Chilena en Patrice McSherry: el poder político de la música (1960 -1973)

 

Luis Reyes Muñoz.

Universidad Academia de Humanismo Cristiano (Chile).

 

 

La profesora McSherry es una investigadora que colabora con el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) y forma parte del cuerpo académico de la Long Island University (LIU), posee el grado de Doctora en Ciencias Políticas de The Graduate School, City University of New York (CUNY). Su foco de interés es la historia política y social de America Latina y las dictaduras cívico–militares de los años setentas. Entre las obras de McSherry destacan Los Estados depredadores: la Operación Cóndor y la guerra encubierta en América Latina

El título del libro y su contenido da cuenta de las repercusiones sociales y políticas que tuvo el movimiento cultural de la nueva canción chilena en el país, relación que se encuentra presente desde su nacimiento, a principio de la década de 1960, hasta su fin en 1973. [1].

El tema central del libro es el impacto de la música en la difusión de ideas revolucionarias, incorporaba la música vibrante y arte gráfico que se había desarrollado en los sesenta, la nueva canción ayudo a motivar y sostener la participación política y cultural de los adherentes a esta tendencia musical, estimulaba luchas sociales, al involucrarse como seres políticos, los cuales a través de sus letras pueden captar el Ethos de los movimientos de contra hegemonía. La autora argumenta que se produjo un resquebrajamiento de las antiguas jerarquías sociales y surgen nuevos actores políticos, los cuales provienen desde abajo, quienes tienen vinculación directa con las nuevas formas de creación popular.

La nueva canción chilena surge de la efervescencia social y política que se respiraba en esos años, además de luchas sociales protagonizadas por sectores sociales del país, capturando luchas entre las miradas hegemónicas de los sectores conservadores y el desafío contra hegemónico, que se manifestaba en un lenguaje musical, de gente comprometida con el cambio político y social. El libro hace mención de conexiones entre temas sociales y contenido político que tienen las letras de estas canciones, la música ayudo a motivar y sostener la participación política y cultural se cientos de miles de personas”, con la situación social que se vivían en el país, en la cual la izquierda se encontraba presente, la nueva canción ayudo a crear, unificar y sostener comunidades políticas y sociales, las cuales eran activas políticamente y significativas lo que se refleja en ser de las mayores tendencias para las elecciones de 1970, es por esto que se identificó con la candidatura de Salvador Allende, representante de la Unidad Popular (UP), coalición de izquierda, que estaba en sintonía con  las izquierdas mundiales, en esta misma sintonía la nueva canción le canta al programa que tenía para ser gobierno. Los integrantes de este género musical eran jóvenes de clase popular, por esto que sus letras hablaban sobre temas que se vivían “desde abajo”. La mayoría de ellos tenían militancia en las juventudes del Partido Comunista, la jota se hizo cargo del proyecto de producir discos y crear canales de distribución de la música, siendo estudiantes que luchaban por una revolución adentro de la misma universidad, para abrirla a los sectores de clase trabajadora.

La autora hace un interesante análisis basado en la lectura de Gramsci, en la cual los integrantes de la nueva canción chilena cumplieron un importante rol contrahegemonico, siendo ellos los intelectuales orgánicos quienes traducían las esperanzas, visiones y aspiraciones de una parte de los chilenos, quienes plasman este sentimiento en sus letras, las cuales hablaran sobre las injusticias sociales, las desigualdades y el deseo por cambios estructurales.  Esto significó un desafío al sistema hegemónico pues desafiaban y rompían las estructuras viejas y anquilosadas que habían impedido la participación de sectores sociales, conflicto que está basado en las relaciones de poder. Es importante decir que para el intelectual italiano la hegemonía corresponde a un proceso en disputa más que una estructura fija, la cual tiene continuos actos de resistencia, siendo los sectores explotados de la sociedad quienes tenían que desafiar al sistema social, siendo la tarea de los intelectuales orgánicos el saber interpretar esta lucha de forma política, basado en la lógica de relaciones de poder. Gramsci dice que, los artistas aparecen debido a la estimulación de pasiones y el calor humano, y esto se puede ver desde la música clásica del siglo XVIII. En el caso de la nueva canción, nace producto de la emergencia social que vivía el país en la época, es interesante aportar lo dicho por Marc Bloch en su libro “Apología para la Historia”, al decir que “las costumbres de cada persona responden más a su generación que a sus propios padres”[2], en el caso del movimiento cultural, esta nace y tiene su explosión con la masificación del poder popular, junto con su interés en su participación política.

Es interesante la visión marxista--Gramsciana que aporta la autora para el caso de los artistas que compusieron este movimiento, quienes fueron actores políticos, los cuales muchos decidieron desarrollar su arte para hacer avanzar los intereses del pueblo y representar sus voces, quienes traducían las esperanzas y las aspiraciones de gran parte de la población popular del país la música de la nueva canción simbolizaba los valores del gobierno de la UP y a los movimientos populares, que habían elegido a Allende y las plasmaban en sus letras, denunciando las injusticias sociales junto a la represión que tenían sobre estos y entregando una visión en un futuro distinto.

Siguiendo el punto de vista de la autora, y basado en una lectura de Gramsci, los integrantes de la nueva canción chilena, cumplieron un importante rol contrahegemonico, siendo ellos los intelectuales orgánicos quienes traducían las esperanzas, visiones y aspiraciones de una  parte de los chilenos, quienes plasman este sentimiento en sus letras, las cuales hablaran sobre las injusticias sociales, las desigualdades y el deseo por cambios estructurales; en el mundo se suscitaban luchas revolucionarias y anticoloniales y la guerra fría, lo que politizaba a los pueblos del mundo, esto significó un desafío al sistema hegemónico pues desafían y rompían las estructuras viejas y anquilosadas que habían impedido la participación  de amplios sectores de la sociedad, conflicto que está basado en las relaciones de poder. Es importante decir que para el intelectual italiano la hegemonía corresponde a un proceso en disputa más que una estructura fija, la cual tiene continuos actos de resistencia, siendo los sectores explotados de la sociedad quienes tendrían que desafiar al sistema social, siendo la tarea de los intelectuales orgánicos el saber interpretar esta lucha de forma política, basado en la lógica de relaciones de poder.

Las principales contribuciones de la nueva canción es que esta representa una visión de mundo, que aspiraba a la justicia social, la nueva canción representaba historias olvidadas, la cual tenía un pie en la raíz de América Latina en la tradición, pero también otro pie en la ruptura e intervención”, con tonos combativos y convicción política, que movilizaba a la gente, que sirvió como fuerza educadora y politizadora, la gente podía aprender de las canciones y comenzar a desarrollar un nuevo sentido de vida política, como una expresión del cambio social, que permitió convocar a la gente y unirla en una lucha común, provocando de esta forma, que en cada manifestación o discurso político, se pudieran encontrar presente elementos culturales, siendo los mismos quienes atraían a la gente a los actos políticos, y es que tenían el poder de darle voz a los sin voces, convirtiéndose en fuerzas democratizadoras, visibilizando a los excluidos y marginados, cantando historias y dando cuenta de sus demandas de cambio social” a quienes no eran parte de la historia hasta el momento.

Uno de los mayores representantes fue Víctor Jara, este cantante popular, es uno de los más prolíferos en cuanto a creación artística, como “Preguntas por Puerto Montt”, “La Población”, y “Luchin”. Para el caso de “Preguntas por Puerto Montt” se encuentra basado en los hechos ocurridos en esta región de Chile en 1969, en la cual un grupo de familias sin terreno se tomaron un sitio, acampando en él por 5 días, y quienes fueron atacados sin aviso por grupos de carabineros enviados por decisión estatal, “Usted debe responder/ Señor Pérez Zujovic/ porque al pueblo indefenso/ contestaron con un fusil/ señor Pérez Zujovic, su conciencia/  la enterró en un ataúd/ y no limpiarían sus manos/ toda la lluvia del sur”[3]. Pérez Zujovic, quien hace mención la canción, corresponde a un militante de la democracia cristiana, ministro del interior del presidente Frei Montalva, quien fue el responsable de la masacre de los pobladores en esta localidad, quien ya era conocido en Chile por sus políticas represivas. Luego de la canción la democracia cristiana no quería nada con este movimiento cultural, sobre todo con las canciones de Víctor Jara que acusaba las injusticias sociales.

Si bien es cierto que la investigación de P. McSherry representa una valiosa contribución para la Historia de Chile y puede dialogar con otras investigaciones de carácter similar como lo son “No son moverán” de David Spener el cual habla sobre como diferentes movimientos sociales adoptaron una canción de lucha que expresaba las luchas sociales y políticas, “El Protagonismo social chileno. Experiencias de clase y movimientos sociales en la construcción del socialismo (1964-1973)” del Mario Cury, en donde nos habla sobre la experiencia de los trabajadores adentro y fuera del mundo del trabajo, en cuanto a sus practicas culturales y sociales, y “Frágiles Suturas. Chile a treinta años del gobierno de Salvador Allende” compilado por Francisco Zapata, quien habla sobre el alto poder político y de masas que tuvo la Unidad Popular.  Creemos que falta una conexión entre canciones y la conservación de la memoria histórica de los pobladores, con sus letras podemos acceder a diferentes modos de vida en poblaciones populares del país, dejando patentes las carencias que se vivían. Otra crítica, es que no hay mención a la posibilidad de crear “nueva historia” a partir de las letras, es preciso ver la música como representación histórica, y la posibilidad de usar la música como fuente historiográfica, que ayude con la conservación de la memoria histórica.

 



[1] Véase Patrice McSherry, La Nueva Canción Chilena. El poder político de la música, 1960 -1973 (Santiago de Chile, Editorial Lom, 2017) 265 pp.

[2] Marc Bloch, Apología para la Historia, o el oficio de Historiador. (México, Fondo de cultura económica, 2001),72

[3] Víctor Jara, “Preguntas por Puerto Montt”. Pongo en tus manos abiertas. Disquera Jota Jota, 1969.

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